domingo, 28 de junio de 2009

Espacio social en la tarea del astrólogo.

En los últimos 500 años la Astrología ha estado apartada de la sociedad a causa de la represión durísima de los poderes religiosos y del posterior descrédito por parte de los intelectuales materialistas que se arrogan el poder cultural. En un caso y otro son las autoridades que se atribuyen la “verdad” y para ellos la Astrología es una falsedad, debido a ello el astrólogo ha perdido su espacio social y no acaba de estar claro cuál es su tarea.

Nos quemaron, hay que decirlo una y mil veces, nos quemaron y nos mataron como a perros a los astrólogos, nos expulsaron de las universidades a la fuerza, está documentado que hubo Cátedras de Astrología en Valencia, Zaragoza, Alcalá de Henares, Granada, Murcia y otros lugares de estudio en la Peninsula Ibérica, y en el resto de Europa hasta el siglo XVI, no me alargaré sobre este tema pues hay muy buenos trabajos escritos sobre ello. Conviene recordar que las Universidades y las Escuelas más importantes de Europa, desde la época posterior a Alfonso X hasta el siglo XX han sido dirigidas o gobernadas por clérigos y religiosos, durante siglos hemos estado sometidos, como en el Irán actual, a un poder teocrático regentado por unos degenerados, eso es lo que ha dejado a la Astrología fuera de la sociedad y a la sociedad la han dejado tan desquiciada como está, es como si a una maquinaria perfecta le hubieran quitado una pieza fundamental.

El espacio social que le corresponde al astrólogo es el mismo que el del médico de familia, el psicólogo orientador o el lugar de párroco confesor o del consejero personal que abarca todos los campos de la existencia humana, el espacio social del astrólogo contribuye a que sea posible reconocer el temperamento, el carácter y las tendencias de la conducta personal, ayudando a comprender mejor nuestras relaciones con los demás, las cualidades intelectuales, los asuntos familiares, la vida sexual, los lazos afectivos, las afinidades electivas para amistades, el trabajo, la profesión, economía, viajes, enfermedades y muertes.

A fuego y muerte se ha logrado que esto no fuera así hasta ahora, principios del siglo XXI. En este nuevo siglo, cuando ni la Iglesia católica ni nigún otro credo dan una respuesta satisfactoria a las necesidades espirituales, ni el Plan Bolonia ni nigún otro plan que excluya a la Astrología va a poder cubrir las necesidades intectuales, psicológicas, sociales, económicas, y espirituales que la humanidad demanda, la Astrologia ha venido para quedarse, esta vez tenemos un nuevo medio de comunicación que no tiene fronteras, que no puede ser quemado, ni censurado, ahora llega de nuevo la Astrología, que sí que cubre estas cinco necesidades.

Cubre las necesidades intelectuales porque la Astrología aumenta la capacidad de observación y agranda la visión de la realidad, pues obervar las situaciones y a las personas desde la perspectiva del astrólogo es semejante a usar un microscopio para ver las partículas diminutas que el ojo normal no alcanza a ver, o a mirar el cielo con un telescopio y poder ver puntos lejanos y menos luminosos que el ojo corriente tampoco alcanza ver. Para ser astrólogo es imprescindible tener buena información sobre anatomia y fisiología humana, conviene tener formación psicológica, también se necesita saber de simbología, filosofía, historia, mitología, geometría, geografía, astronomía, economía, sociología y religión, y tener mucha mundología así como adquirir habilidades informáticas. La Astrología es un sistema de conocimiento que permite saber sobre la conducta humana y su identidad más profunda donde no alcanza la observación normal, por eso cubre holgadamente las necesidades intelectuales.

Cubre las necesidades psicológicas porque a través de la observación astrológica cualquier análisis psicológico resulta más accesible, más claro, con mayor perpectiva. Es tan importante la Astrología en este campo que, en el siglo pasado, se han creado varias ramas de Astrología centradas en la percepción psicólogica del ser humano: Gauquelin en Francia, los Hubber en Suiza, Liz Green en USA o Vicente Lupo en España son buenos ejemplos de la canalización del sistema astrológico para cubrir este tipo de necesidad de información pricológica.

Cubre las necesidades sociales porque una vez que te has formado como astrólogo te transforma en una especie de faro para las personas de tu entorno, un eje social que conecta unas personas con otras, que habla con familias enteras, con personas que se aman, con parejas mal avenidas con padre e hijos que no se entienden, con conjuyes infieles que tiene amores secretos, con emprendedores que buscan ayuda orientadora, con políticos cuando llegan la elecciones, con enfermos graves cuando sienten su vida en peligro, con personas que temen por la vida de otros, que habla de amores y muertes, éxitos y ruinas, amigos y enemigos, ¡en fin! que interviene en la vida social de manera intensa y directa, por eso la Astrología cubre de sobras las necesidades sociales.

Cubre las necesidades económicas porque el trabajo nunca falta, siempre hay personas que necesitan orientación, individuos que piden ayuda para organizarse mejor la vida. El trabajo del astrólogo es humanitario semejante al sanitario y por ello se remunera de manera semejante. Un astrólogo se gana la vida cobrando sus consultas como cualquier persona que realice una actividad alternativa. Hoy día podría encasillarse nuestro trabajo dentro del grupo de las “terapias alternativas” y como tales terapeutas obtener los resultados económicos normales como cualquier otro profesional, por eso la Astrología cubre las necesidades económicas, pero que nadie crea otra cosa, porque se equivoca.

Cubre las necesidades espirituales y religiosas porque rápidamente te das cuenta que existe una inteligencia superior que lo rige todo, porque te permite tomar conciencia de fomamos parte de una entidad superior, de que estamos en Dios aunque no tengamos conciencia de estarlo constantemente. La percepción religiosa de la Astrologia nos permite ver a un Dios universal, en forma, como dicen los Maya, de Unidad en la Diversidad con Armonia.